viernes, 1 de julio de 2011

Compromiso por una blogosfera más justa y civilizada

Al hilo de ciertos comportamientos poco humanos e injustos que se están dando últimamente por la blogosfera, he decidido crear este compromiso para que se adhieran a él todos los blogueros que lo deseen.

Compromiso por una blogosfera más justa y civilizada:


Yo Déborah F. Muñoz me comprometo:
En mis reseñas:
A que todas las reseñas, venga de donde venga el libro, serán lo más justas posibles.
A que nunca pondré una nota sin razonar el por qué de la misma.
A que nunca compararé los libros de un género con los de otro género, y que mi opinión irá en función de las coordenadas en que han sido escritos.
A ser lo más transparente posible.
A ser lo más breve posible y a hacer lo que esté en mi mano por no chafar los libros a los lectores
A facilitaros los links de descarga (si los hay) en caso de que en las editoriales esté descatalogado.
A enlazar las reseñas de otros aunque su opinión y la mía no coincida, siempre que cumpla con los requisitos (que esté argumentada y que sea respetuosa).
En la moderación de comentarios:
A publicar todos los comentarios siempre que sean respetuosos y que se argumenten las opiniones.
A responder vuestros comentarios siempre que se puedan responder y tenerlos en cuenta (teniendo en cuenta que no siempre tengo tiempo de hacerlo inmediatamente).
A aceptar las críticas, tanto negativas como positivas, sin exaltarme.
En mis visitas a otros blogs:
A comentar lo que me parezca oportuno siempre desde el respeto.
A no dejar spam en los blogs de los demás: ni en comentarios ni en chatbox, ni en ningún otro sitio.
A que, si creo conveniente dejar un enlace en los blogs de los demás, este enlace sea oportuno y que tenga que ver con el tema a tratar.
A seguir esos blogs siempre y sólo cuando me gusten realmente, no para conseguir premios o comentarios y visitas en mis propios blogs
En mis relaciones con otros blogueros:
A tratar los temas privados por mensaje privado, no por comentarios ni mucho menos haciendo entradas dando nombres.
A no difamar o calumniar a nadie.
A ayudarles en lo posible siempre que pueda y no ponerles impedimentos nunca.

Todos los que queráis podéis llevaros el compromiso y adaptarlo a vuestros blogs, espero que, aunque no se lo lleve nadie, al menos se apliquen el cuento, porque esto debería ser una piña (después de todo, es nuestro hobby) y últmamente se está convirtiendo en una guerra.

Están de acuerdo con este compromiso:

domingo, 15 de mayo de 2011

¿seguimos con Diana o busco otra viajera?

Incursores de la noche está ya muy avanzado y os pregunto: para la segunda temporada ¿sigo con la historia de Diana o cambio de personajes radicalmente? Podéis votar en la encuesta de la barra lateral.

viernes, 6 de mayo de 2011

¡Aviso importante!

Hoy he recibido la confirmación oficial por parte de correos de que me han perdido la carta. Si me habéis mandado una carta o paquete ordinario desde Barcelona en pasado mes de Abril, sabed que no lo he recibido porque correos me lo ha perdido. Poned una reclamación (y de paso mandad un correo diciendo qué era) si sois los remitentes de la misteriosa carta, por favor.
Dejando un lado el hecho de que el cartero puso que vino el día 18 cuando en realidad vino el día 28 (¡y encima fui yo la que le abrió la puerta!) y que por no subir 10 escalones me hizo ir a buscarla, encima van y no lo encuentran. Luego me tienen una semana en vilo, yendo casi todos los días para informarme. Los de cartería pasando del tema. Y por fin se apiadan de mí y me llaman para decir que no la encuentran por ningún lado y que ponga una reclamación si quiero, pero que no servirá de nada porque es correo ordinario y no tengo derecho a indemnización. ¡Menudo morro! En fin, lo dicho y la moraleja: si no va a entrar en el buzón, hay que certificar las cartas o no tienes ningún derecho ni tú ni el que la recibe.

sábado, 5 de febrero de 2011

Extra 1: ¿cómo se me ocurrió todo este embrollo?

Pues, en realidad, se me ocurrió antes el cebo que el argumento... para qué mentir. Luego surgió el argumento y no tenía nada que ver con lo que ha acabado saliendo en realidad. Lo que me lleva a reforzar mi teoría de que los personajes bien construidos tienen vida propia. Siempre me pasa igual: planeo la historia y luego, como los personajes tienen que ser consecuentes con lo que son y con su evolución personal, acaban reaccionando de forma distinta a como en principio deberían haberlo hecho y la novela acaba tomando derroteros inesperados. Luego, intento meter personajes nuevos para encauzar de nuevo la historia en el rumbo que quería y ¡pum! La he liado porque esos personajes también evolucionan y tienen ideas propias. Pensaréis que estoy un poco loca por decirlo, pero es así. Me sacan de quicio. ¿que no me creéis? Pues aquí os escribo un poco cómo iba a ser la historia.
- Se iba a formar un triángulo amoroso entre Diana, Robert y Alexander. En principio iba a elegir a Alex, pero luego acabaría con Robert.
- Careas iba a estar coladita por Robert y empezaría en ella un odio visceral, hasta el punto de que se aliaría con Alex cuando esos dos acabaran juntos para entregar al vampiro a los Fríos (porque si no era de ella, no sería de nadie).
- Los fríos eran malos, malísimos.
- Los vampiros eran todos una panda de bonachones.
- Diana no iba a tener poderes de ningún tipo. Ni siquiera se iba a interesar por eso de la magia.
- Prastes y Desmias se iban a quedar con ellos hasta el final.
- Iba a haber muchos dragones y unicornios.
- Los elfos eran todos buenísimos (qué maniquea soy cuando planifico una historia... en fin).
- No iba a haber hadas. Y desde luego no se vampirizarían.
- Diana iba a ser una excelente arquera. Nada de lucha cuerpo a cuerpo ni armas con filo.

Bueno, eso era lo más destacado, pero como podéis comprobar no tiene nada que ver con lo que ahora es Atrapada en otra dimensión. Por cierto, aquí tenéis un nuevo link de descarga, por si no os gusta el de bubok

sábado, 25 de septiembre de 2010

el hijo pródigo entra en escena

Día 174: reencuentros inesperados

La cosa fue bien, pero por desgracia nos han puesto muchos impedimentos inesperados.

El consejo por fin nos dejó entrar a defendernos, pero los dos idiotas que se oponen a nuestra marcha nos tenían reservada una sorpresa. ¡Han encontrado a Carlos! No sé cómo lo han hecho ni me importa realmente, pero ojalá no lo hubieran hecho. Me ha costado horrores convencer al consejo de que todas sus declaraciones son una farsa, y nuevamente un hechizo de verdad nos ha salvado de ser vistos como unos depravados, aunque nos ha hecho perder un día entero y algo de credibilidad (porque debo reconocer que no fui muy sincera en mis primeras semanas aquí).

Se ha hecho el mártir, eso es lo que ha hecho. Según su versión, yo estaba con los vampiros desde el principio y le atraje hacia ellos para que se alimentaran cuando nos mandaron aquí “salvándole el pellejo”. De hecho, después le golpeé, y le obligamos a dejar el grupo haciendo que se valiera por sí mismo. Más adelante encontró la ciudad donde habíamos estado (hacía semanas que habíamos partido) para encontrarse atrapado en “la maraña de mentiras que tendí, pues soy la mayor embustera del mundo”. Ha viajado desde entonces siguiendo mi “vida depravada” hasta que un Frío le recogió.

Tras un rato discutiendo, tuvo que volver a contar la historia bajo un hechizo de verdad, como ya he dicho, y ahí se tendría que haber quedado todo si no fuera porque el muy capullo dijo que yo también debería contar la historia bajo un hechizo de verdad. Ejem, no tuve más remedio que hacerlo y, evidentemente, conté la verdad, dejando al descubierto incluso las pequeñas triquiñuelas que usé para que me dejaran entrar en la ciudad y para que nada me impidiera avanzar en mi viaje. A pesar de la pérdida de credibilidad derivada de esto, creo que quedó bastante claro que ni Robert ni yo somos unos depravados y que ambos merecemos volver a casa. Luego Robert contó su versión de la historia y quedó claro que Carlos es el que no merece volver a casa.

Después de esto, nos mostraron una lista de gente a la que hemos perjudicado con nuestra presencia. En primer lugar, cómo no, estaba Estrael, que de alguna forma ya está en libertad y soltando pestes de nosotros. También aparecía en ella el tipo al que destrocé la habitación cuando hice mi primera runa; los guardias de los que nos despedimos, que no encuentran trabajo por haber sobrevivido a sus patronos con lo de las hadas vampiros; las viudas de los tipos que secuestraron a Alastair; el capitán de nuestro barco, que al recaudador de impuestos le dijo que tuvo que devolvernos el dinero del pasaje y tuvo pérdidas en ese viaje; el tipo de Zuflucht que nos dijo qué pasaba, que tuvo que pasar dos días en cuarentena por haber hablado con los vampiros; las dos bodweanas, que no tienen dinero para volver a casa y la propia Careas, que desde que nos despedimos ha sufrido algunos ataques aislados de vampiros junto a Alexander.

No sé quién ha hecho la lista ni por qué la ha hecho con información tan mala. De Estrael mejor no hablar. El tipo al que destrocé la habitación olvidó convenientemente que le pagamos el destrozo. Sí, tenemos la culpa de que sigan vivos los guardias pero, ¿alguien nos puede culpar de eso? La culpa de la ejecución de los maridos de las viudas no es nuestra, sino de ellos por ser unos criminales. Evidentemente, al capitán se le olvidó declarar el botín de guerra y las ganancias que no habría tenido de no haberles ayudado nosotros a protegerse. Robert les dio mucho dinero a las bodweanas al marcharse, no es problema nuestro que lo hayan gastado o perdido. Y a Careas nadie le ha obligado a hacer nada. Me da pena el tipo de Zuflucht y creo sinceramente que es el único al que hemos perjudicado, pero dos días no es mucho tiempo y no es que no le pagáramos por la información.

Bueno, el caso es que tras leer la lista y aclarar esos puntos, se acabó la sesión. Mañana veremos en qué queda esto… ¡Qué nervios!

sábado, 14 de agosto de 2010

la druida del éter

Día 153: el éter

Tras tres días corrigiendo malos hábitos y volviendo cansadísima al campamento, donde Robert pasaba todo el rato solo y aburrido con mis aparatos electrónicos (Careas y Alex cumplieron su promesa y se marcharon al amanecer del segundo día), apareció antes de tiempo la druida-éter (es una mujer) y venía con sorpresa. Daluen la acompañaba porque (¡sorpresa!) es su pareja. Ninguno de los dos se sorprendió demasiado de mis habilidades, que Daluen, con buen tino, había puesto a prueba. De hecho, ha llegado antes porque se fue a informar a su amada de su descubrimiento y ella decidió conocerme en persona.

Las runas de éter con muchas menos de las que esperaba (apenas diez, contando las maestras) pero son increíblemente difíciles de controlar y muy poderosas. Sólo haciendo la más simple me he tirado para aprender a hacerla todo este tiempo, y cuando al fin lo logré se desprendió tal cantidad de energía que podría haber matado a una persona sólo con pasar cerca (por suerte, Seina, que es la chica-éter, estaba preparada para esto). El problema es que hasta que logre controlar esto pasará mucho tiempo y yo de tiempo no dispongo. Bueno, sí dispongo de tiempo, pero llevo aquí ya cinco meses y quiero volver a mi planeta. No es mucho pedir.

Mientras Seina y yo pasamos por una agotadora sesión de prácticas con runas, Robert y Daluen pasan tiempo juntos y hasta se han hecho amigos a pesar de las reticencias de ambos. No obstante, no tan amigos como para decirles cuál es el verdadero propósito del viaje (volver a casa no sólo yo, sino también Robert). Aunque supongo que, tarde o temprano lo acabarán sabiendo. Cuando Daluen me pregunta por qué no voy a la ciudad base de los fríos para conseguir lo que quiero, que me pilla más cerca, yo me limito a decir que no es por ofender, pero que de los fríos no me fío un pelo. Él no es tonto, sospecha la verdad y no se molesta en ocultar que sabe que sé sus sospechas. Aunque, por otro lado, se ha dado cuenta de que no todos los vampiros de la Tierra son malos o intentan perjudicar a éste mundo. De hecho, muchos como Robert no sólo se ocultan y mantienen ocultos a sus compañeros de raza, sino que ni siquiera matan a nadie. Espero que eso sirva para algo cuando sus sospechas se confirmen.

El resto de druidas se mantienen al margen y cuando hablan conmigo lo hacen con el máximo respeto, al igual que con Seina. No me siento parte de ellos, tal y como me imaginaba, pero Seina dice que ella siente lo mismo que yo y que por eso busca otras compañías no druidas. A pesar de todo, no alcanza a comprender cómo es que viajo con un vampiro. Creo que la aversión que tienen los druidas (incluida Seina) por los vampiros es más fruto de los prejuicios que de su naturaleza. Yo soy druida y no siento aversión alguna por Robert (de hecho, me siento atraída por él, cosa que a Seina le horrorizó) y la única diferencia entre ellos y yo es la educación que hemos recibido. Seina está de acuerdo conmigo y, según conoce a Robert, su actitud va cambiando favorablemente.