Mostrando entradas con la etiqueta Atrapada en otra dimensión. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Atrapada en otra dimensión. Mostrar todas las entradas

martes, 19 de marzo de 2013

*_* Y otra reseña de Atrapada en otra dimensión

Imaginad mi sorpresa cuando, en uno de esos momentos en que googleo mis libros, me he encontrado con una nueva reseña de Atrapada en otra dimensión, en Even angels will fall... Podéis leerla aquí:

Ya van 19, todas muy positivas (añadir cara de alivio)... a ver si dentro de poco tenemos veinte. Y, de paso, a ver si empiezan a llegar más de Incursores de la noche, no con cuentagotas como ahora ^^.

domingo, 17 de marzo de 2013

Nueva reseña de Atrapada en otra dimensión

Después de tanto tiempo, no sabéis cuánto me alegro cada vez que me llega (o me encuentro) una reseña nueva de esta historia que me ha dado tantas alegrías. Esta vez viene del blog de Nihon Phenix y éste es el enlace directo:

lunes, 1 de octubre de 2012

No os lo vais a creer pero...

¡Atrapada en otra dimensión ya tiene booktrailer! Me he dado mucha prisa para tenerlo antes de la presentación ¿Qué os parece? ¿Os gusta?

martes, 13 de marzo de 2012

La segunda edición

La semana pasada llegó la segunda edición (no he podido ponerlo antes porque estaba sin ordenador). Esta vez es más claro (se lo tuve que decir a la imprenta, porque se pasaron de oscuro la otra vez) y tiene código de barras. Además, corregí varias erratas (dos laísmos incluídos) y realicé pequeñas modificaciones en el interior para que quedara más cuco...
Contraportada nueva
Lo que tienen las imprentas: de izquierda a derecha, el libro de pruebas, la primera edición y la segunda. Teniendo en cuenta que sólo he clareado un poco mi nombre en la segunda... creo que la diferencia es notable...
Sí, soy yo con el libro. Creo que nunca he colgado una foto mía por mis blogs, y aunque muchos sepan cómo soy por el facebook tampoco está de más ponerlo aquí ^^. ¡Muchas gracias a Rocío Sotillo por la foto!

sábado, 24 de diciembre de 2011

Las fotos de cuando llegaron los libros

Esta es la caja nada más abrirla y quitar el plástico de burbujas. Luego, mi gato, que es muy cotilla, decidió ver qué diablos había ahí dentro.
Dio unas cuantas vueltas por la caja, pero parece que no encontró forma de ponerse cómodo ^^.
Tenía un poco de miedo de ver la contraportada, porque ya sabéis que tenía problemas con la imprenta y que todo lo que les mandaba no les valía. Así que cogi con miedo los libros y, voilá! perfecto...

jueves, 22 de diciembre de 2011

Atrapada en otra dimensión en papel por fin

Pues sí, amigos míos, después de casi un mes de retrasos y problemas sin fin, saldrá a la venta en papel Atrapada en otra dimensión. ¡Y con la contraportada que yo quería! No me atrevía a hacer una preventa porque no sabía cómo quedarían los libros, pero ahora que ya están en mi poder y que han quedado perfectos... Mañana los pongo a la venta. Y esta es la ficha técnica (por si os interesa). Ya os iré dando más detalles, haciendo fotos de los ejemplares y demás...
Título: Atrapada en otra dimensión
Autora: Déborah F. Muñoz
Editorial: Autoeditado
ISBN: 978-84-615-5454-6
Género: fantasy, juvenil, aventuras
Páginas: 214
Formato y encuadernación: A5, rústica
Sinopsis:
Recapitulemos: en los últimos dos meses he coqueteado con dos vampiros, me he visto teletransportada a un planeta invisible cercano a la Tierra donde la magia es el pan de cada día, me he hecho amiga de una maga y de dos bodweanos que sólo piensan en sexo. He aprendido a usar runas, he formado parte de una caravana de comerciantes, he conocido una auténtica taberna mágica, he visto un hada, me han enseñado a usar las cuchillas dobles y he estado a punto de morir.
Por si fuera poco, he descubierto que soy una especie de druida y me he enfrentado a un elfo manipulador con su misma moneda. Creo que merezco un descanso...
Precio: 8,5 € (España). No hay promociones ni descuentos porque lo vendo a precio de coste.
Envíos fuera del país: 12,5 € en Europa y 16 € para fuera de Europa
Forma de pago: por transferencia bancaria. Para dentro de España también existe la opción de pagar contrarreembolso, pero cuesta 1,5€ más.
Para comprarlo: mandad un mail a fernandezdeborah13@gmail.com con vuestro nombre, el número de libros que queréis pedir y el país al que habría que mandarlo.
La descarga sigue siendo gratuíta. Puede adquisirse en bubok, en scribd o en literatura nova.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

¡Al fin buenas noticias! ¡Ya tengo ISBN!

ISBN de Atrapada en otra dimensión: 978-84-615-5454-6
Al final parece que fue un malentendido y un simple retraso. Después de un buen rato llamando, acabar con el saldo de mi móvil (es un 902), recargarlo y volver a llamar me cogieron el teléfono. Hubo un poco de confusión y al final me pasaron con un hombre que me dijo, en tono de reprimenda, que parece que tengo mucha imaginación, por lo que había puesto ayer en el blog, que mi número ya estaba y que pronto me llegaría.
Así que nada, ahora que el número está ya en mi poder, también os lo cuento. Puede que sea imaginativa (para algo soy escritora) pero, para qué engañarnos, más vale pecar de cauta que de ingenua, y más después de todos los sacacuartos, estafadores y caraduras con los que me he topado en los últimos tres años. La inocente Déborah que enviaba manuscritos a todo el que se le pusiera a tiro, se creía lo que le decían y estaba dispuesta a pagar lo que fuera por ver su obra en papel murió según me iba topando con ellos, dejando paso a una Déborah capaz de leerse detenidamente el código civil por una potencial amenaza (no tan descabellada, ya que en todos los sitios en que consulté todo el mundo lo primero que pensó fue lo mismo que yo) de tener que pagar.
Así que nada, ya os iré contando. Ahora voy a mandarlo todo a la imprenta, a echar cuentas y dentro de poco tendréis la ficha técnica y todo lo que haga falta ^^.

martes, 6 de diciembre de 2011

El libro de prueba de Atrapada en otra dimensión y sobre su retraso

Bueno, os voy a contar un poco la odisea que estoy viviendo para publicar Atrapada en otra dimensión. Estaba yo buscando imprenta cuando me llegó un comentario de Printcolor, una de las que estaba barajando, en la que me ofrecían la posibilidad de tener el libro de pruebas para ver qué tal salía. 
Me apunte sin dudar a la oferta y surgió el primer problema: aunque seguía el tutorial a la perfección, mi impresora de pdf se negaba a imprimir el archivo con las medidas que le pedía. Fue rechazado unas cuantas veces y al final me lo tuvo que hacer un compañero de clase en su ordenador, que por suerte no es una patata como el mío. 
Así que lo mandé y por fin me lo aceptaron (di saltitos de alegría y todo). Al poco me llegó el libro y debo decir que el resultado es excepcional: la foto de la derecha es la de la portada y el canto, ya veis que es precioso...
La de la izquierda es una foto del interior, ya veis que la letra es completamente legible, ni muy grande ni muy pequeña. Vamos, que quedé contentísima. El único problema (y fue culpa mía) es la contraportada, que voy a retocar ya mismo, porque aunque en pantalla se leía bien en el libro se lee bastante mal y además queda muy pegado a los bordes.
Vamos, que en general estoy muy contenta con el trabajo de la imprenta y además es la más barata, así que me quedo con ellos, si es que llego a poder publicarlo...
Porque ahí va la segunda parte de mi odisea. Ya sabéis que quería que saliera por navidades ¿verdad? Pues a tal efecto pedi el ISBN el día 11 de noviembre. Sé que les llegó porque recibí un mail automático. A las dos semanas, el 24 de noviembre, aun no había llegado y mandé un correo preguntando qué pasaba. Pues bien, el día 28 me contestan que tarda 15 laborables y que si no me ha llegado por entonces llame a ver qué pasa. Total, que llega el viernes 2, exactamente 15 días laborables después de hacer mi solicitud, y resulta que nada. Y ayer nada tampoco, así que fui a buscar por la tarde el número de teléfono para llamar (ya sabéis que tuve un examen importante, que por cierto salió fatal) y ¡oh, sorpresa! resulta que casualmente, a partir del día 12 de diciembre, van a empezar a cobrar 50 € por darte el dichoso numerito. ¿El retraso se deberá a eso? Algo me dice a mí que sí, y que están esperando a tener la excusa para cobrarme. No obstante, hay dos cosas a tener en cuenta:
  1. Si lo presenté antes no tienen derecho a cobrar porque no es retroactivo un pago por el cambio de una tarifa (que en este caso ha pasado de 0 a 45 €, pero viene a ser lo mismo). Vamos, es de cajón: si encargáis algo por internet y el precio sube cuando ya está hecho el encargo, no tenéis que pagar el segundo precio, sino el que estaba vigente cuando lo pedísteis.
  2. El hecho de que vinieran diciendo desde julio que iban a cobrar no es excusa, porque van a empezar a cobrar desde el día 12.
  3. Aun en el caso de que me lo quisieran cobrar tampoco tendrían derecho a hacerlo por una sencilla razón: en sus tarifas especifican claramente que con la barata (si llamamos barato a 45 €) tardan 3-4 días en darte el número. Dado que han tardado seis veces más...
 Así que ya veis cómo está el asunto. El problema es que si deciden estafarme un abogado cuesta mucho más de lo que me quieren cobrar... Aunque claro, son especulaciones, porque de momento no sé nada y a lo mejor, esperemos, todo se deba a un malentendido y no a la cara dura de algunos personajes. Mañana llamaré a ver qué pasa (espero que no se fueran de puente) y si no llamaré el viernes (no creo que se pillen toda la semana, sólo faltaba).
Sea como sea os iré informando. No puedo imprimir el libro sin el ISBN, así que...

sábado, 12 de noviembre de 2011

Presentación oficial de la portada de Atrapada en otra dimensión (versión papel)

Hoy os presento la portada de la edición en papel de Atrapada en otra dimensión. Sólo anticipo que la descarga gratuíta continuará como hasta ahora, pero que daré la opción de comprar el libro físico a quien la quiera. ¿Qué os parece? (pulsad para ampliar).

Y de momento nada más... pronto iré dando más detalles.

sábado, 25 de septiembre de 2010

el hijo pródigo entra en escena

Día 174: reencuentros inesperados

La cosa fue bien, pero por desgracia nos han puesto muchos impedimentos inesperados.

El consejo por fin nos dejó entrar a defendernos, pero los dos idiotas que se oponen a nuestra marcha nos tenían reservada una sorpresa. ¡Han encontrado a Carlos! No sé cómo lo han hecho ni me importa realmente, pero ojalá no lo hubieran hecho. Me ha costado horrores convencer al consejo de que todas sus declaraciones son una farsa, y nuevamente un hechizo de verdad nos ha salvado de ser vistos como unos depravados, aunque nos ha hecho perder un día entero y algo de credibilidad (porque debo reconocer que no fui muy sincera en mis primeras semanas aquí).

Se ha hecho el mártir, eso es lo que ha hecho. Según su versión, yo estaba con los vampiros desde el principio y le atraje hacia ellos para que se alimentaran cuando nos mandaron aquí “salvándole el pellejo”. De hecho, después le golpeé, y le obligamos a dejar el grupo haciendo que se valiera por sí mismo. Más adelante encontró la ciudad donde habíamos estado (hacía semanas que habíamos partido) para encontrarse atrapado en “la maraña de mentiras que tendí, pues soy la mayor embustera del mundo”. Ha viajado desde entonces siguiendo mi “vida depravada” hasta que un Frío le recogió.

Tras un rato discutiendo, tuvo que volver a contar la historia bajo un hechizo de verdad, como ya he dicho, y ahí se tendría que haber quedado todo si no fuera porque el muy capullo dijo que yo también debería contar la historia bajo un hechizo de verdad. Ejem, no tuve más remedio que hacerlo y, evidentemente, conté la verdad, dejando al descubierto incluso las pequeñas triquiñuelas que usé para que me dejaran entrar en la ciudad y para que nada me impidiera avanzar en mi viaje. A pesar de la pérdida de credibilidad derivada de esto, creo que quedó bastante claro que ni Robert ni yo somos unos depravados y que ambos merecemos volver a casa. Luego Robert contó su versión de la historia y quedó claro que Carlos es el que no merece volver a casa.

Después de esto, nos mostraron una lista de gente a la que hemos perjudicado con nuestra presencia. En primer lugar, cómo no, estaba Estrael, que de alguna forma ya está en libertad y soltando pestes de nosotros. También aparecía en ella el tipo al que destrocé la habitación cuando hice mi primera runa; los guardias de los que nos despedimos, que no encuentran trabajo por haber sobrevivido a sus patronos con lo de las hadas vampiros; las viudas de los tipos que secuestraron a Alastair; el capitán de nuestro barco, que al recaudador de impuestos le dijo que tuvo que devolvernos el dinero del pasaje y tuvo pérdidas en ese viaje; el tipo de Zuflucht que nos dijo qué pasaba, que tuvo que pasar dos días en cuarentena por haber hablado con los vampiros; las dos bodweanas, que no tienen dinero para volver a casa y la propia Careas, que desde que nos despedimos ha sufrido algunos ataques aislados de vampiros junto a Alexander.

No sé quién ha hecho la lista ni por qué la ha hecho con información tan mala. De Estrael mejor no hablar. El tipo al que destrocé la habitación olvidó convenientemente que le pagamos el destrozo. Sí, tenemos la culpa de que sigan vivos los guardias pero, ¿alguien nos puede culpar de eso? La culpa de la ejecución de los maridos de las viudas no es nuestra, sino de ellos por ser unos criminales. Evidentemente, al capitán se le olvidó declarar el botín de guerra y las ganancias que no habría tenido de no haberles ayudado nosotros a protegerse. Robert les dio mucho dinero a las bodweanas al marcharse, no es problema nuestro que lo hayan gastado o perdido. Y a Careas nadie le ha obligado a hacer nada. Me da pena el tipo de Zuflucht y creo sinceramente que es el único al que hemos perjudicado, pero dos días no es mucho tiempo y no es que no le pagáramos por la información.

Bueno, el caso es que tras leer la lista y aclarar esos puntos, se acabó la sesión. Mañana veremos en qué queda esto… ¡Qué nervios!

sábado, 14 de agosto de 2010

la druida del éter

Día 153: el éter

Tras tres días corrigiendo malos hábitos y volviendo cansadísima al campamento, donde Robert pasaba todo el rato solo y aburrido con mis aparatos electrónicos (Careas y Alex cumplieron su promesa y se marcharon al amanecer del segundo día), apareció antes de tiempo la druida-éter (es una mujer) y venía con sorpresa. Daluen la acompañaba porque (¡sorpresa!) es su pareja. Ninguno de los dos se sorprendió demasiado de mis habilidades, que Daluen, con buen tino, había puesto a prueba. De hecho, ha llegado antes porque se fue a informar a su amada de su descubrimiento y ella decidió conocerme en persona.

Las runas de éter con muchas menos de las que esperaba (apenas diez, contando las maestras) pero son increíblemente difíciles de controlar y muy poderosas. Sólo haciendo la más simple me he tirado para aprender a hacerla todo este tiempo, y cuando al fin lo logré se desprendió tal cantidad de energía que podría haber matado a una persona sólo con pasar cerca (por suerte, Seina, que es la chica-éter, estaba preparada para esto). El problema es que hasta que logre controlar esto pasará mucho tiempo y yo de tiempo no dispongo. Bueno, sí dispongo de tiempo, pero llevo aquí ya cinco meses y quiero volver a mi planeta. No es mucho pedir.

Mientras Seina y yo pasamos por una agotadora sesión de prácticas con runas, Robert y Daluen pasan tiempo juntos y hasta se han hecho amigos a pesar de las reticencias de ambos. No obstante, no tan amigos como para decirles cuál es el verdadero propósito del viaje (volver a casa no sólo yo, sino también Robert). Aunque supongo que, tarde o temprano lo acabarán sabiendo. Cuando Daluen me pregunta por qué no voy a la ciudad base de los fríos para conseguir lo que quiero, que me pilla más cerca, yo me limito a decir que no es por ofender, pero que de los fríos no me fío un pelo. Él no es tonto, sospecha la verdad y no se molesta en ocultar que sabe que sé sus sospechas. Aunque, por otro lado, se ha dado cuenta de que no todos los vampiros de la Tierra son malos o intentan perjudicar a éste mundo. De hecho, muchos como Robert no sólo se ocultan y mantienen ocultos a sus compañeros de raza, sino que ni siquiera matan a nadie. Espero que eso sirva para algo cuando sus sospechas se confirmen.

El resto de druidas se mantienen al margen y cuando hablan conmigo lo hacen con el máximo respeto, al igual que con Seina. No me siento parte de ellos, tal y como me imaginaba, pero Seina dice que ella siente lo mismo que yo y que por eso busca otras compañías no druidas. A pesar de todo, no alcanza a comprender cómo es que viajo con un vampiro. Creo que la aversión que tienen los druidas (incluida Seina) por los vampiros es más fruto de los prejuicios que de su naturaleza. Yo soy druida y no siento aversión alguna por Robert (de hecho, me siento atraída por él, cosa que a Seina le horrorizó) y la única diferencia entre ellos y yo es la educación que hemos recibido. Seina está de acuerdo conmigo y, según conoce a Robert, su actitud va cambiando favorablemente.

sábado, 31 de julio de 2010

El bosque de los druidas

Día 144: druidas

Al fin llegamos al bosque preferido por los druidas. Es un bosque bastante pequeño (debe rondar las 3 hectáreas), aunque se nota que es antiguo y que está bien cuidado.

Hubo problemas porque no querían dejar pasar a ninguno de mis compañeros y al final, a pesar de nuestras protestas, se decidió que ni siquiera Careas podría pasar, por ser una maga cálida. Estaba a punto de negarme a entrar yo también cuando Robert dijo que ni se me ocurriera, que no quería que yo acabara matándonos a todos con una runa descontrolada. Sé que exagera (¿o quizás no?) pero finalmente me decidí a entrar, no sin antes decir a los custodios del bosque que no pensaba quedarme a dormir allí. Me miraron de forma extraña y me condujeron al corazón del bosque, donde un grupo de tipos que parecían sacados de los cómics de Asterix y Obelix (y que no se parecían precisamente al druida) me recibió fríamente, diciendo que, por más que yo dijera ser druida no creían que yo lo fuera en realidad, dadas las compañías con las que viajaba. Eso me cabreó bastante, así que cuando me dijeron que hiciera una runa de mi bloque de elementos hice una runa de fuego y mi enfado hizo el resto. Por suerte, había runas protectoras por todas partes, pero la cara de pasmo que pusieron fue tan cómica que se me pasó el cabreo e hice una runa de viento para deshacer los pocos destrozos que había ocasionado. El pasmo se intensificó y me pidieron que me fuera de la sala (si es que a un claro del bosque se le puede llamar sala) para deliberar.

Al rato me volvieron a llamar y me dijeron que yo era un caso poco común, ya que mi bloque de elementos es el éter y éste engloba a todos los demás según el estado de ánimo. A continuación soltó un discurso que parecía sacado de las teorías presocráticas y me dijo que debía esperar hasta que llegara la otra única persona cuyo bloque de elementos era el éter. Tardaría una semana y mientras tanto ellos me enseñarían lo que pudieran e intentarían quitarme los malos hábitos que me haya inculcado Careas.

Cuando me fui a dormir al campamento, antes de poder explicarlo todo, Careas y Alex me comunicaron que se marcharían al día siguiente. No les conté nada y esperé a estar a solas con Robert para contarle lo que había pasado. Robert frunció el ceño y me dijo que debíamos esperar al druida-éter y que era importante que yo aprendiera lo que quiera que me enseñara. El elemento éter (que debe ser la magia) es algo que han debido mantener en secreto los druidas (ya que Careas no me habló de él, y Robert no sabía nada), y por tanto debe ser peligroso. Supongo que, si es la magia, eso explica por qué no se ha manifestado en la Tierra. Allí no hay ni pizca.

sábado, 24 de julio de 2010

los que no vienen al rescate

Día 137: reencuentro

Al fin Robert y yo nos reencontramos con el grupo, que había hecho un campamento permanente en un pequeño bosquecillo en cuanto contacté con Careas. Tal y como supuse, creyeron que los dos estábamos muertos y continuaron su camino en cuanto percibieron señales de los fríos en los alrededores.

Sigo pensando que no es excusa. Robert dice que, en este mundo, cada uno tiene que acarrear las consecuencias de sus decisiones y que, por ello, cuando alguien decide arriesgar su vida y no hay muchas posibilidades de salir vivo del rescate, se le deja atrás. Es una actitud muy poco noble, la verdad, aunque dudo que en este mundo existan las órdenes de caballería y el concepto del honor. Pero, incluso aceptando las costumbres de ese mundo, con eso no se explica el hecho de que Alexander fuera tan cobarde de dejar a Robert (que se sacrificó por él y con el que tiene una relación de amistad desde hace cientos de años) a merced de Melisa. Ante eso, Robert frunció el ceño y dijo que, ciertamente, Alexander es un cobarde, pero que aun así él decidió entregarse para evitar que todos sufriéramos daños y que, si yo fuera un poco más lista, también sería algo cobarde. Después de un rato discutiendo, lo dejamos en tablas y dejamos de pescar (bueno, realmente, con los gritos, no pescamos nada).

Sea por costumbre o por cobardía, lo cierto es que la actitud de Careas y Alexander (no de las bodweanas, que querían unirse al rescate suicida pero no las dejaron) ha ocasionado un distanciamiento entre ellos y nosotros que, mucho me temo, va a ser consecuencia de la ruptura definitiva de un grupo que, vamos a reconocerlo, desde que nos dejaron Prastes y Desmias y esos dos empezaron a jugar a las parejitas no está tan unido como debería. Lo que me unía más a Careas (el intercambio de conocimientos útiles) y se está acabando al no quedarle casi nada que contarme sobre las runas y al percatarnos de que la mayoría de las leyes científicas aplicables a la Tierra no funcionan en este mundo. Ahora nuestros caracteres chocan más que nunca. Alexander, para qué engañarnos, es un poco hipócrita y tampoco es que ahora le interese demasiado volver a la Tierra. Ni Alexander ni Careas se preocupan por nada, y nos dejan a Robert y a mí todas las responsabilidades (y las culpas si nos equivocamos). Con las dos bodweanas no nos llevamos especialmente bien ninguno, ya que aunque nos caen bien son demasiado impulsivas y parecen no darse cuenta de lo que pasa en la realidad, van a su bola. En cualquier caso, nos han comunicado que se aburren bastante con nosotros y que piensan abandonarnos en la próxima ciudad. Miedo me dan, esas dos son capaces de meterse en una de las ciudades completamente controladas por los vampiros.

En fin, que el grupo ya no es un grupo cohesionado, sino tres “parejas” que viajan juntas. Para colmo, la alianza forzosa que Robert y yo hemos hecho con los Fríos ha sentado fatal a Careas (cuya orden de magos está enfrentada a ellos) y a Alexander (que, aunque ahora quiera quedarse aquí, no ha perdonado a los Fríos el hecho de haberle mandado a la fuerza a este mundo), que se han enfadado con nosotros irracionalmente. “Bueno, por lo menos ellos estaban por allí cuando les necesitábamos, y no a dos días de camino”, me limité a decirles. Ahora sólo me hablan cuando es estrictamente necesario.

jueves, 24 de diciembre de 2009

felices fiestas


Feliz Navidad a todos, y espero que tengáis un buen año nuevo. Muchas gracias por seguir este blog, soy consciente de que es una auténtica paranoia mental (mucho más que escribolee) y que no siempre resulta fácil... pero ojalá disfrutéis leyéndolo tanto como yo escribiéndolo (y pensar que hubo un tiempo en el que me planteé cargarme a Diana y a todos sus compañeros...).
Voy a intentar actualizarlo de vez en cuando estas fiestas, pero no prometo nada: primero porque el 8 de enero empiezan los exámenes, segundo porque trabajo todos los días (ni en Navidad me libro) y tercero porque en mis días libres tengo compromisos por todas partes. Pero aun así lo intentaré.

NOTA: La ratoncilla, Deborah Libros, es mi nuevo avatar literario (como en los mangas, sí lo sé, es una frikada más que añadir a mi lista), ya la presentaré más adelante en escribolee.

viernes, 6 de febrero de 2009

Nota de la autora: me tomo un respiro

Tengo muchos proyectos en mente y muy poco tiempo para ello, así que, en vista de la gran cantidad de visitas que recibe este blog, he decidido que es la única cosa que puedo descartar sin decepcionar a demasiada gente.

Si eres seguidor del blog, lo siento en el alma. Tenía grandes esperanzas con viajerainterdimensional, pero la cosa no funciona. Así que me voy a tomar un mes sabático (quizás algo más) para poder centrarme en otras cosas y luego, si veo que el número de visitas de este blog ha logrado un nivel razonable en ese tiempo de descanso (pongamos 6 visitas en un mes, que no es mucho pedir, pero me conformo), Diana sobrevivirá a las hadas vampiro. Si no, lo siento por ella, pero se acabó su historia... y su vida.

De todas formas, si te gusta esto, sigo con mi otro blog, escribolee.blogspot.com

viernes, 7 de noviembre de 2008

un problema de los viajes a pie: dolor, dolor

Día 5: ¡ay de mis pobres, pobres pies!

El día ha empezado con enormes agujetas. Y los malos comienzos, chungo. El suelo sigue siendo el último lugar en el que se me ocurriría dormir, y, por desgracia, el único lugar en el que puedo hacerlo. El caso es que el día, encima, amaneció nublado. Vamos, un horror. Pero bueno.
Caminamos a buen ritmo a pesar de mis dolores, y me negué en redondo cuando Alexander se ofreció a llevarme a cuestas. Soy demasiado orgullosa para eso, y, siendo sincera, ya tengo un calentón considerable manteniéndome a una distancia prudencial de mis sexys compañeros de viaje (mejor no hablemos de lo que supondría ir encima de uno). Además, ¿qué se han creído? ¿Qué soy un fardo?

Le he preguntado a Robert dónde aprendió tanto sobre este mundo y él me ha explicado que su ancestro vampiro, el que empezó todo cayéndose a mi adorada Tierra (nunca sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, y pensar que nos estamos cargando el planeta) creó un libro en que lo contaba todo antes de esconderse de los Fríos y desaparecer del mapa, y que ese libro, más o menos, ha ido rulando de vampiro en vampiro desde entonces. Aunque claro, pocos son los vampiros a los que se les ocurre leerlo o estudiarlo. Le he hecho prometer que me contará más cosas (tras insistir e insistir e insistir).

Alexander, por otro lado, se ha dedicado a darme más datos sobre vampiros. Su velocidad alcanza la de un coche (pero un coche normalito, no un monstruo de esos que pueden ir a velocidades inmensas), pero si hay alguna urgencia, en distancias cortas pueden moverse increíblemente rápido (¿Cuánto? No tiene ni idea, aunque yo tampoco tengo idea de a qué velocidad vamos los humanos). Al parecer, los vampiros duermen, pero no necesitan hacerlo diariamente, y si se les fuerza a ello, pueden aguantar despiertos casi un mes. Con las comidas, aguantan también lo suyo, y siempre depende todo del gasto de energía que realicen (evidentemente, si se ponen a correr a velocidad de coche mucho tiempo, tendrán que comer mucho más que si van por la vida como si fueran humanos).

Como ya llevo tres días aquí, he empezado a acostumbrarme y a divagar mentalmente cuando empiezan esos silencios que se hacen de vez en cuando (por suerte, a ninguno de los tres nos gusta llenar el silencio con frases vacías, banales y sin sentido) y he empezado a plantearme qué es lo que quiero ver en este mundo. Haré una lista de cosas y se la leeré a Robert para ver si es posible hacer algo de turismo mientras viajemos a Esalrtes.

En una de mis divagaciones, me distraje lo suficiente para meter el pie en un charco apestoso y tuve que quitarme las botas y limpiarlas. Como estaban mojadas, Robert, que es muy mañoso, me ha hecho un apaño con hojas y la corteza de un árbol (me daba palo pedirles que fueran caballerosos y me dejaran sus zapatos, no es plan ser tan egoísta, por muy vampiros superresistentes que sean, dado que la culpa ha sido mía) hasta que se secaran y ahora tengo un dolor de pies impresionante.

Alexander me ha dicho hace un rato que llegaremos a Kaiopksuhnm mañana a mediodía. Por un lado me alegro, por otro, no sé. Si es cierto que aquí son tan atrasados, será una ciudad como las medievales. O sea, sin alcantarillado, con muchos malos olores y mierda por todos los lados. Pero sólo de pensar que habrá un lugar con colchón (esperemos) me anima mucho.

viernes, 31 de octubre de 2008

el inicio de un largo viaje

Día 4: inicio del viaje a la ciudad de nombre impronunciable

Hoy, por fin, he comido algo distinto al pigfish, pero casi que prefiero lo de siempre, porque esa especie de animal entre conejo y perdiz (un bicho horroroso, por cierto) no sabía demasiado bien. También nos hemos puesto en camino. Si de algo me he dado cuenta hoy, es que en este mundo no funcionan las leyes de la naturaleza como en el nuestro. Las cosas son muy raras. Sin ir más lejos, nada más ponernos en camino vimos un árbol con patas, impresionante, pero no es un ser racional, como he comprobado cuando he intentado mantener una conversación con él y al rato empecé a escuchar las risitas de mis amigos, los vampiros (¿Cómo iba a saberlo yo, si en los libros aparecen a menudo esa clase de seres? ¡Qué decepción!). A raíz del vergonzoso incidente (porque es vergonzoso intentar hablar con un árbol) he preguntado a Robert (que parece que es el que más sabe de este mundo) qué criaturas existen en este sitio. Por suerte estaba por la labor de hablar (ya he mencionado algo sobre su gran afán conversador, creo) y me ha dicho que aquí puedo encontrar elfos, hadas, duendes, dríadas, sirenas, enanos… Vamos, de todo menos árboles parlantes.

Me cuesta admitir que mi ridículo se ha incrementado cuando he pedido una pausa para tener un poco de intimidad (no necesito dar detalles) y he acabado perdida en este maldito bosque. Por suerte, los sentidos de los vampiros son muy agudos y me han encontrado fácilmente, aunque ahora no me dejan alejarme demasiado. Casi que mejor, porque mi orientación es una cualidad nula, y si me pierdo en una gran ciudad que conozco, con sus calles rectas, cómo no perderme en un bosque.

Bueno, sigo con el día, porque empiezo a divagar. Continuamos andando sin rumbo hasta que me di cuenta de que íbamos sin rumbo. Se limitaron a mirarme con cara de cachondeo (les debo de parecer una payasa, porque siempre se están riendo de mi) y Alexander me explicó amablemente que sí que teníamos un rumbo, porque cada ciudad emite un resplandor mágico de distinto color que permite a todo ser mágico o a todo mago iniciado (no es lo mismo) saber el nombre de la ciudad y a qué distancia se encuentra del receptor de la emisión de color (vamos, que es una especie de cartelón sobrenatural que se ve a kilómetros de distancia). Nos dirigimos a Kaiopksuhnm (impronunciable) porque es el resplandor más cercano y porque a lo mejor logramos que nos admitan en una caravana que vaya hasta Daoles, ciudad portuaria donde podremos coger un barco para llegar al continente donde está Esalrtes. Para situarnos: el continente en que estamos se corresponde con Europa y vamos a América. Más concretamente, estamos en el norte de Italia y debemos ir al oeste de Francia a coger un barco a Charleston (EEUU) para llegar a Atlanta. Todo esto ANDANDO.

Cuando le pregunté a Alexander cómo sabía tanto me dijo que se lo había contado Robert. Y cuando pregunté a Robert, me miró como indignado y se limitó a responder que porque ha estudiado. Me tuve que tragar el preguntarle dónde ha estudiado esa clase de cosas, porque me dio la sensación de que ya había agotado su cupo diario de conversación. Pero me he prometido a mí misma que le sacaré más cosas.

Bueno, por lo menos Alexander (¿he dicho ya lo increíblemente guapo que es?) sí me dio conversación y me enteré de que, a mi ritmo, llegaremos a la ciudad dentro de dos días. A mi ritmo, já, como si yo fuera pisando huevos. Entre las comidas, mis momentos de intimidad, mi conversación con el árbol y que me he perdido, nos hemos retrasado sólo dos horas. Aunque ahora que lo pienso, en teoría los vampiros son increíblemente rápidos. ¿Qué velocidad alcanzarán? Se lo preguntaré mañana a Alexander (me reservo a Robert para las preguntas sobre Esmtezlia) pero ahora me voy a dormir, que menudo día.

sábado, 25 de octubre de 2008

respuestas básicas para la extraña situación

Día 3: Alguna que otra respuesta
Esta mañana, después de dormir muy, muy mal (daba igual dónde, siempre había una raíz o una piedrecita en medio clavándose en mi cuerpo, por no hablar de la falta de almohada), me ha despertado el olor del pigfish (como me he tomado la libertad de llamar al pez con sabor a cerdo que parece ser el único alimento aquí), que el siempre atento Alexander había cocinado para mi. No obstante, eso ha despertado mis instintos y me ha hecho preguntarme si esto no sería como en los cuentos (después de todo parezco estar en uno) y si Alexander y Robert no estarían cebándome para luego comerme cuando les diera el hambre. Siguiendo uno de mis impulsos, no pude evitar comentarles mis pensamientos. Por suerte no se lo tomaron a mal y me explicaron algunas cosillas sobre los vampiros: sí, beben sangre, pero no necesariamente hasta matar a la víctima (eso sólo lo hacen los vampiros psicópatas y malvados, según me han dicho, muyyyy tranquilizador). Además, no contagian el vampirismo sin un ritual mágico, no sufren con el sol (ya me había dado cuenta) y son casi invencibles (se necesita mucha magia para acabar con ellos, pero se les puede neutralizar, aunque no me han dicho cómo) por lo que los métodos tradicionales no funcionan. Según palabras de Robert “somos como la cúspide en la evolución del ser humano”. Vamos, que se creen Dios o algo así, aunque la verdad es que el lenguaje no verbal de Alexander decía “esto es un asco” (el lenguaje no verbal de Robert no decía nada, porque no tiene. Seguro que si juega al póker gana siempre, tiene un autocontrol impresionante).

Bueno, la cosa es que después de apaciguar mi estómago pude empezar a preguntarme ¿y ahora qué? Afortunadamente para mí, los vampiros ya han pensado en eso. Me tocó escuchar una larga explicación sobre este mundo que intentaré resumir aquí. Al parecer, este mundo siempre ha estado aquí, y, a diferencia de nosotros, ellos siempre han sabido de la existencia de la Tierra, pero mantienen el secreto ocultando mágicamente el planeta entero (¿cómo? Pues lanzando un hechizo masivo a los ojos de los terrícolas, que tiene narices). Los vampiros, como no, son naturales de Esmtezlia, pero hubo uno que “cayó” en un portal a la Tierra. Lo malo era que el vampiro estaba decidido a no quedarse solo y empezó a transformar a todo el que pillaba. Los magos de Esmtezlia empezaron a discutir sobre eso (una discusión añadida a las ya de por sí grandes discusiones sobre vampiros) y se produjo un cisma (como el cisma de occidente en la Tierra, sólo que con magos, no con curas). Unos magos (la Orden de los Cálidos) decidieron no hacer nada, mientras que otros (la Orden de los Fríos) empezaron una campaña contra los vampiros en general y ese en particular. Mataron muchos vampiros, según parece, antes que los Cálidos decidieran intervenir. Para evitar una superguerra mágica que se habría cargado este mundo (y este mundo es Esmtezlia, no en vano estoy aquí y no en la Tierra) se firmó un tratado entre las órdenes en que los Fríos (muy debilitados por su guerra contra los vampiros) se comprometieron a no matar a más vampiros a cambio de que los Cálidos les permitieran expulsar a todos los vampiros de la Tierra, porque estaban poniendo en peligro el secreto de Esmtezlia. Y así es como hemos acabado aquí, también es mala suerte.

Así que debemos ir hasta una ciudad llamada Esalrtes (como no sé escribir ninguna de las palabras raras, las voy a escribir como me dé la gana, para eso es mi diario) donde se encuentra la sede de los Cálidos, para que nos manden de vuelta. Después de todo, el tratado no decía en ningún momento que los Cálidos no pudieran devolver a los vampiros a su planeta natal, y yo no soy un vampiro, así que tanto unos como otros me lo deben. Por desgracia, al parecer está en otro continente y aquí no hay maravillas como los coches o los aviones. Ni siquiera tienen bicis, y no conocerían ni la rueda si no fuera porque de vez en cuando un Frío viaja de vuelta a entregar los informes de vampiros a sus superiores.

Una cosa curiosa, al parecer el mapa de este mundo es exactamente igual que el de la Tierra porque son universos paralelos. Por desgracia, la precisión de los mapas de aquí no es la de los de la Tierra. Además, durante el viaje nos tomaremos la molestia de buscar al imbécil de Carlos, que se fue en la dirección que debemos tomar. No creo que nos crucemos con él, pero creo que eso descargará un poco el peso en nuestras conciencias (nota: no me arrepiento de haberle pegado, sólo de haberle dejado irse).

domingo, 19 de octubre de 2008

¿Sueño o chifladura?

Antes de nada, me presento
Esto es un diario, y no tiene mucho sentido empezar un diario sin hablar un poco de mí. Me llamo Diana, en honor a la antigua diosa, ocurrencia de mis padres. Soy una persona algo rarita, y eso es gracias también a mis padres. Ellos ya eran frikis antes de que se inventara la palabra, y me he criado entre historias de fantasía y ciencia ficción. Tengo suerte de que decidieran llamarme Diana en vez de por Arwen o algo así.

Quizás debido a mi crianza entre esas historias, mi mente tiende tanto a lo racional: soy escéptica y atea, y no creo en nada que no encaje con lo que la ciencia dice. No obstante, cuando estoy sola o me aburro, tiendo también a empanarme y mi mente se pierde en su propio mundo fantástico. Es una maravillosa forma de evasión de la realidad (y por eso viene lo de rarita).

Mi carácter es algo brusco, soy muy seria y digo la verdad cuando es menos conveniente, por lo que tengo pocos amigos (aunque muy buenos). Si quiero algo, lo consigo aunque tenga que hacer mil maravillas para ello, pero eso me trae bastantes problemas.

¿Qué más contar? Me gusta mucho leer, escribir, tocar instrumentos y ver películas. No hay mucho más que decir, que yo sepa. Según avance este diario, supongo que se añadirán más detalles.

Empiezo este diario por un motivo: me voy de vacaciones, como premio por mis buenas notas. Mis padres se han encargado de todo, incluso me han buscado un grupo, y corren con todos los gastos. Ellos, por su parte, aprovechan para hacer una escapada romántica.

Mañana por la mañana, empezará lo que espero que sea el mejor verano de mi vida.

Día 1: el viaje cansado, pero aquí estoy y la compañía no podía ser mejor

Son las 10 de la noche y estoy agotada. Empiezo por el principio:

En el aeropuerto llegué pronto y me encontré con la organizadora en el sitio acordado antes que nadie. Luego comenzaron a llegar el resto del grupo. Aunque soy algo tímida, entablé conversación con ellos, eran muy majos, pero no se me ha quedado ninguno de sus nombres (soy buena memorizando de todo menos nombres). Cuando ya estábamos todos menos dos personas, nos empezamos a impacientar, pero se nos comunicó que habría un retraso. Por fin llegaron los chicos que faltaban ¡Y vaya chicos! No quiero dar la impresión de ser una de esas salidas que se dedican a mirar a los chicos como si quisieran comérselos, pero es que estos dos son los tíos más sexys que he conocido, y era bastante difícil evitar que se me cayera la baba. De hecho, puedo afirmar con rotundidad que fui la única chica con bastante autocontrol como para no abalanzarme hacia ellos. Literalmente, es lo que hicieron todas, incluida la organizadora. Como el resto de las mujeres estaban ocupadas, los chicos decidieron que yo era un blanco perfecto para el coqueteo, especialmente un snob idiotizado llamado Carlos, que se acercó más de lo necesario y no le lancé un sopapo porque tuvo la suerte de que llegó la hora de embarcar.

Ya en el avión, fui la mujer más afortunada, porque me senté al lado de uno de los bombones, Alexander, que es increíblemente maravilloso, divertido y considerado. Creo que me he enamorado (es broma, pero si sigue así no tardaré mucho). Su amigo, Robert, es como su opuesto. No le he visto sonreír en ningún momento y se mantiene a parte en todas las conversaciones. Es menos sociable que yo, que ya es decir. Yo al menos lo intento. En fin, creo que empiezo a divagar, así que sigo. Han sido las mejores horas de vuelo de mi vida, pero no me gustaba nada cómo la maldita azafata rondaba por las cercanías de mi acompañante. Aunque lo entiendo, ¡ya lo creo que lo entiendo! A unos chicos como estos dan ganas de rondar cerca de ellos. Tienen un magnetismo que raya lo sobrenatural.

Cuando llegamos, a media tarde, yo estaba hecha un desastre, aunque hice lo posible por evitarlo durante el vuelo y en el viaje en bus. Demasiadas horas. En fin, el caso es que nos dieron el resto de la tarde libre para explorar el pueblo al que habíamos llegado y para conocernos mejor. Así que el grupo al completo fuimos a tomar algo. Ahora que lo pienso en frío, creo que di una imagen de glotonería imperdonable, pero la comida del avión era un asco. Alexander me libró de tener que soportar el parloteo del pesado de Carlos y me sentí en la gloria (¿Cómo no?) aunque el hecho de tener al resto de chicas revoloteando alrededor no ayudó mucho.

La cena fue exquisita y las habitaciones son individuales ¿Qué más se puede pedir? Estoy tan excitada que no podré dormir.

¿Día 2? Manicomio, allá voy

Tantas cosas han pasado que no sé ni cómo empezar. Bueno, sé como empezar: desde el principio, lo que creo es que aun no estoy preparada para asumir los acontecimientos. Aunque tarde o temprano lo tendré que hacer, y mejor temprano que tarde.

Ayer (si es que fue ayer), como no podía dormir, me salí a dar una vuelta. Como por arte de magia, me encontré con Alexander y Robert, o más bien me tropecé con ellos. No me lo esperaba, pero ellos me miraron como diciendo “esta tía nos ha seguido”. Cuando me disculpé avergonzada y me dispuse a seguir mi camino, Alexander me dijo que les acompañara, aunque Robert le lanzó una mirada asesina. Qué hombre más seco, de verdad lo digo, aunque lo cierto es que me cae bien, supongo que porque es guapo. Las hormonas es lo que tienen. Bueno, el caso es que todo iba bien, hasta que apareció el pesado de Carlos, y no tuvimos más remedio que soportar su compañía (por sus caras, creo que ninguno de ellos soporta a Carlos). Él me pidió que habláramos a solas, y yo acepté, pero sólo para cantarle las cuarenta y pedirle (no, exigirle) que pasara de mi. ¡No va el tío y me dice que esos dos eran peligrosos! Me indigné, claro, pero quizás debí haberle hecho caso después de todo. Le arreé el sopapo que me había guardado esa mañana y me fui con los otros. Todo sucedió muy rápido. Carlos vino hacia nosotros y apareció otro hombre (que no era del grupo) de repente, y empezó a hablar en un idioma extraño, como el élfico de Tolkien. Y empecé a sentir el cuerpo más ligero.

Cuando me desperté, estaba en algún lugar boscoso que no había visto antes y no estaba cerca del pueblo. Alexander y Robert estaban pálidos, mirándome raro, y Carlos estaba dormido cerca de allí. Les pregunté dónde estábamos y me dijeron que esperara a que el petardo ese se despertara. Por suerte no tardó mucho.

Luego van y nos cuentan una historia de película: estamos en un mundo distinto, paralelo a la Tierra, llamado Esmtezlia (creo que se escribe así), al que nos ha enviado mediante magia el tipo que hablaba como en élfico. Nosotros dos no deberíamos estar aquí, pero entramos en el radio del hechizo cuando ya se estaba ejecutando. No podemos volver, porque su poder es muy limitado. Y el tipo se ha asegurado de que Alexander y Robert, que son dos vampiros, no puedan regresar fácilmente. Creo que lo he contado todo con la mayor objetividad. No hace falta decir que me reí de ellos y les llamé locos. Carlos, también, pero de una forma más grosera. Pero sus caras lo decían todo y les pedí que lo demostraran. Pobrecitos, se han vuelto locos y a lo mejor recuperan la cordura si no pueden demostrar la historia, pensé, pero no les costó nada demostrar su historia. Se limitaron a señalar al cielo. Era de día, pero no era un cielo azul y despejado como debería ser. No porque tuviera nubes, no, sino porque el maldito cielo estaba en gran parte ocupado por una enorme masa que parecía otro planeta. La Tierra, me dijeron. Y yo les pregunté cómo era posible que desde la Tierra no se viera nada de esto. Y ellos van y me responden que porque este planeta está protegido de la vista mágicamente. Estupendo.

Una vez leí que cuando a uno le comunican una mala noticia pasa por muchas fases distintas. Yo creo que ya he pasado por todas. Carlos lo hizo antes y dijo que, si lo que habían dicho era cierto, no quería estar cerca de ellos cuando tuvieran ganas de cenar (aunque, según Alexander afirmó, no nos iban a hacer daño) y empezó a tirar de mí. Por desgracia para él, en ese momento me sentía iracunda y le arreé otro sopapo. Se fue y no ha vuelto. Ahora que lo pienso, si esto es cierto y estamos en un mundo extraño, no deberíamos haberle dejado marchar. Podría haberle pasado algo.

¿Por qué estoy tan tranquila? Bien, porque tras pasar todo el día por todas las fases posibles y haber llenado mi estómago con un pez amablemente pescado por Alexander y Robert, los vampiros, que misteriosamente sabía a cerdo, he llegado a una conclusión:

1.- Estoy soñando, y debo disfrutar de la historia hasta que me despierte. No es plan convertirlo todo en una pesadilla.

2.- Estoy inmersa en una de mis idas de olla, pero esta vez es tan real que me he vuelto loca de remate. En algún momento despertaré en el manicomio.

En cualquier caso, si me pongo histérica será peor. Así que será mejor esperar con tranquilidad y pasármelo lo mejor posible a que mi mente vuelva a la normalidad. Gracia, papá y mamá por criarme entre fantasías. Eso lo hará todo más fácil.